Sobre las causas psicológicas que motivan los errores en ajedrez, por Alberto Tirado Parra
«Hablando de mí puedo decir que el estilo de mi juego no se corresponde con mi temperamento sureño. Siempre juego con cautela y evito los riesgos porque me gusta la sencillez» (Capablanca)
¿Quién no ha sufrido en carne propia algunas de las siguientes frases atribuidas al ingenio del ajedrecista ruso nacionalizado polaco, Tartakower? «Los errores nunca vienen solo», «los errores están ahí, prestos a cometerse», «en los finales de torre gana quien comete el penúltimo error». Sabias sentencias extraídas de una larga experiencia en la práctica magistral que dan muestra de la complejidad del ajedrez y que apuntan como causa de los errores motivaciones psicológicas, cálculo impreciso o insuficiencia de conocimientos teóricos.
Pero es en el primer caso, errores motivados por causas psicológicas, donde quisiera adentrarme en este artículo a partir de un par de ejemplos harto frustrantes de mi más reciente práctica en torneos.
Tanto Jonathan Rowson en sus “Siete pecados capitales en ajedrez” como Alex Yermolinski en “El camino del progreso en ajedrez”, han abierto camino y creado escuela al explicar cómo defectos graves de la naturaleza humana o limitaciones en el diseño de la mente humana provocan estados anímicos o tendencias emocionales durante la partida que nublan la objetividad del jugador y le inducen a cometer pifias garrafales, problemas que las mentes de silicio, naturalmente, no tienen.
Yo quisiera ampliar la noción que estos dos autores tienen de la génesis de los errores como fallos o defectos temperamentales no solamente a errores que se encadenan dentro de una misma partida, sino también a partidas sucesivas dentro de un mismo torneo.
Para los que tuvimos la suerte de estar presentes en el último memorial de León 2013, un derrotado Vassily Ivanchuk (acababa de perder las dos primeras jornadas y el memorial estaba ya decidido a favor de Anish Giri) compadeció cabizbajo en la rueda de prensa posterior a la segunda jornada y a la pregunta de Leontxo sobre quién pensaba que tenía más posibilidades de ganar en el próximo encuentro para el campeonato del mundo, el genial jugador ucranio, pródigo en su respuesta, respondió que objetivamente las posibilidades de ambos eran iguales. Todo podría depender de un error en alguna de las partidas que minase la fortaleza psicológica de uno de los contendientes. Explicó que durante el Memorial Petrov, celebrado en Jurmala en febrero del 2013, un burdo error suyo frente a Chanda Sandipan, cuando en la última ronda lideraba el torneo, había cortocircuitado su inteligencia y nublado su entendimiento hasta el punto, estaba convencido, de que si no hubiera llegado a cometer ese error contra Sandipan habría ganado el torneo de candidatos y disputado a Anand la corona como campeón. Quizá Ivanchuk, paradigma de ajedrecista nervioso cuya inspiración depende en grandes dosis de la autoconfianza, sea un caso extremo de lo que vengo hablando, pero ilustra, claramente, que los errores pesan como una losa sobre el estado anímico del jugador, minando su autoestima y haciéndole jugar de mal en peor.
Pero basta de palabras y vayamos al grano.
XXI Torneo San Viator
20/10/2013
Blancas: Pablo Soto Martín (1740)
Negras: Alberto Tirado Parra (1937)
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Cf6 4.d3 Ae7 5.0–0 0–0 6.Te1 d6 7.c3 Rh8 8.Ab3 Cg8 9.d4 exd4 10.cxd4 Ag4
11.Ae3 f5?! (11..Af6 12. Cc3 Axf3 13. gxf3 Ca5 14 Ac2 CC4 =) 12.exf5 Txf5 13.Cbd2 Tf8 14.h3 Ah5 15.De2
En la posición resultante, las negras, atendiendo a consideraciones generales tales como que el alfil de h5 no tiene sostén y cierta falta de desarrollo, jugaron superficialmente 15… Cf6.
Consejo. No atienda solo a consideraciones generales. Saque conclusiones basadas en conceptos, sí, pero fundamentadas en el cálculo de variantes.
Por ejemplo: el peón d4 blanco es débil veamos cómo atacarlo:
15…Af6 16.Db5! (16.Ad5?! Axd4 17.Axc6 Axe3 18.Axb7 Tb8 (18…Axd2 19.Dxd2 Tb8 20.Ac6=) 19.Dxe3 Txb7 20.b3=) 16…Axf3 17.Cxf3 Tb8. Con ligera ventaja blanca.
Ahora bien, si las negras se hubieran tomado la molestia de pensar un poco sobre la última jugada de dama blanca, tal vez se hubiesen percatado de que las blancas están amenazando
16.Db5 y jugado así la correcta 15…a6! 16.Tac1 Af6 17. Dd3 Ag6 18. Dc3, que les da la igualdad.
Consejo. No subestime a su rival. Piensa en todo momento cuáles son sus mejores jugadas. Utilice la profilaxis. El ajedrez no es un monólogo sino un combate entre dos inteligencias.
Sigamos:
15… Cf6 16.Db5!
Una buena jugada multifuncional porque a la vez que la dama se zafa de la clavada, plantea la captura del peón de b7. Además deja expedita la ruta del caballo de f3 hacia la débil casilla negra e6 vía Cf3-Cg5-Ce6
16…d5
Esta jugada está dirigida contra la maniobra del caballo señalada anteriormente pero no evita la captura en b7. El ordenador en apenas unos segundos encuentra la mejor defensa:
16…Dc8! 17.Cg5 d5 18.Axd5? a6 19.Dc4 Cxd5 20.Dxd5 Tf5 21.De4 Axg5 22.g4 Axe3 23.Dxe3 Td5 24.gxh5 Cxd4-+
(¡Pinches máquinas! ¡Quién como ellas!)
17.Ce5? (Inexplicablemente las blancas no capturan en b7) 17…a6! (¡Por fin!) 18.Dd3 Cxe5 19.dxe5
Ag6 20.Dc3 Ce4 21.Cxe4 Axe4 22.Tac1 Tc8 23.Ac5? (Era necesario cambiar el activo alfil blanco con
23. Ac2) 23…Axc5 24.Dxc5 Dg5 25.g3 Tf3 -+
XXI Torneo San Viator
3/11/2013
Blancas: Juan Carlos Camarero (1893)
Negras: Alberto Tirado Parra (1937)
1.d4 d5 2.Cc3 Cf6 3.Ag5 Cbd7 4.Cf3 h6 5.Ah4 e6 6.e4 g5 7.e5? [7.Ag3 Cxe4 8.Cxe4 dxe4 9.Cd2 Ag7 10.h4!
Axd4 11. c3 Ae5 12. Axe5 dxe5 13. Cxe5 Ad7 es lo dictado por la teoría] 7…gxh4 8.exf6 Dxf6 9.De2
Aquí estamos, otra vez con una jugada de dama a la casilla e2. Tan interiorizada tenía la maniobra de dama de Pablo Soto que aquí de inmediato pensé que la idea de Camarero era jugar igualmente 10. Db5.
Así que barajé tres opciones:
a) 9…Cb6?, que no parece muy buena por 10.Cb5
b) 9… Ab4 que no me gustaba porque debilitaba un tanto las casillas negras después de por
ejemplo: 10.Db5 Axc3+ 11. bxc3 c6 12. Dd3, aunque es sin duda la jugada que debería haber escogido
teniendo en cuenta que la variante mejora bastante con 11…h3!
Y, finalmente, la jugada que escogí 9… a6.
Recuerdo que la jugada me parecía de una sutiliza tal que como el único maestro inscrito en el torneo, Jorge Rentería, jugaba en la mesa contigua a la mía, ganas me dieron de darle un codazo para que no perdiera la ocasión de admirar mi ingenioso buen juego. No hubo necesidad de recurrir a la violencia porque Rentería, efectivamente, estaba en ese mismo instante mirando mi partida y me vio realizar la jugada. «¡Menudo membrillo!», debió pensar Rentería.
Recién realicé la jugada me di cuenta de que la dama blanca enfilaba a mi rey y, por lo tanto, el peón de e6 estaba clavado. Como mi adversario tardaba más de la cuenta en realizar la captura del peón clavado, procuré no transmitir mi turbación poniendo cara de póquer.
Juan Carlos Camarero se tomó sus buenos cinco minutos para la obvia captura del peón. No me cabe la menor duda que Juan Carlos o bien pretendía jugar como lo hace el gato con el ratón apresado en sus garras o buscaba alguna lógica a mi jugada precedente (la cual dudo que entendiera a menos que lea este artículo)
10. Cxd5 Dd8 11.Ce5?
Las blancas, encandiladas por la táctica, juegan bonito. Pero era mucho más sólido 11.0–0–0 Ag7
12.g3 hxg3 13.hxg3 c6 14.Cf4±
Consejo. Deje la búsqueda de la belleza para los estetas. Haga jugadas sólidas que consoliden la ventaja adquirida.
11…Cxe5? Más les valdría a las negras aplicarse el cuento porque es bastante mejor la prosaica
11…Ag7 12.Cf4 Cxe5 13.dxe5. Esta variante muestra que los caballos blancos son meros castillos en el aire.
Consejo. Sea consecuente. Actúe tal y como piensa.
12.Dxe5 Dxd5 13.Dxh8 De4+ [13…h3 14.0–0–0 hxg2 15.Axg2 Dxg2 16.Thg1 Dxh2 17.Tg8 Dd6 18.Tdg1] 14.Ae2 Ad7
15.De5 Dxg2 16.0–0–0 0–0–0 17.De3? (Incongruente porque el peón de f2 no se podía capturar
[17.Thg1 Dc6 18. Df4+-] 17…Ac6 Con algo de contrajuego.
Para terminar me gustaría contar una anécdota de Vallejo (no el poeta, sino el ajedrecista). Cuando le preguntaron si no le resultaría más rentable dedicar más tiempo al estudio del ajedrez en vez de distraerse con teosofías orientales respondió que, muy al contrario, esperaba que el budismo mejorase su juego al limar algunas asperezas de su carácter.
Así que ya sabe estimado lector: aprenda Taoísmo y olvídese durante un tiempo de resolver problemas de táctica ajedrecística que, según dicen, mejora notablemente el cálculo de variantes.
(Alberto Tirado Parra)
Interesante colaboración de Alberto Tirado Parra, participante en el XXI Torneo San Viator. Gracias.